lunes

Uno y la disfuncionalidad


Hay días como el de hoy, que son de lo mas tremebundos. No son esos días en los que todo sale mal, esos son días claros, al menos el mensaje lo es: todo esta mal. Pero hay otros días, como el de hoy, en los que uno sale a la calle como arrojado por un azar inexorable y sucede lo peor: el cuerpo se ha vuelto analfabeto; comprende, no muy bien, pero comprende que las baldosas, los comercios, las personas con las que se intercepta, no son ni baldosas ni volquetes, ni personas ni persianas, sino que son señales. El organismo sabe que el universo emite infitas palabras que se manifiestan a través de signos, pero carece de heramientas convencionales para decifrarlos.No puede decodificar el lenguaje que la convención urbana plantea.
Y así se pasea uno, con un alma de sonámbulo, uno a veces no es siquiera un fantasma; uno es como el viento que se mueve y murmura entre la gente , pero nadie lo ve.
Tal vez porque uno se cansa de decir :"buen día "en la florería, de comprarle un chocolate al niño que pide en la puerta del mercado, de llenarse la retina con polvo de desechos, es que se construye este cuerpo instantáneo, disléxico y disfuncional. El cansancio de andar por túneles gastados ,genera esta sordera, este ente de marciano que anda a los tumbos, sin poder entender un carajo de lo que pasa.