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capítulo 17 :Bienvenida a la locura
Los gatos se sientieron desconcertados ante el olor a limpio y decidieron orinar el cuarto. No sé de quienes son todos estos putos encendedores o cuantos tarrros de dulce de leche me comí. Dejé de lado la depilación y la manicure y me fui por otro tunel. En vez de bordear la locura, decidí meterme de lleno en ella.
Las grietas de humedad empezaron a freneticarme y decidí grafitiar las paredes sieguiendo sus rastros. Intenté disimular mis cambios ocupándome de mis tareas mundanas como ir a votar y a comer pollo asado junto a mi familia con perro labrador..pero la realidad es que el labrador me rompe los huevos. Traté de disimular mi inigualble ininterés por la eleeciones que si el pelado de cemento , el petiso farandulero o el bigotudo frustrado..Traté, solo que yo ya no soy yo.
Mi cambio ya no es disimulable..porque aunque alguien me vea caminar con mis pelos claros al viento usando un perfume de aeropuerto,un otro alien podría verme puertas adentro en 9 de julio: sitio ursurpado por vestuarios, libros, tucas, compulsivamente , bailando metida dentro de un tarro de moscas desorbitadas. Yo no bailo ni actúo porque me creo talentosa, tampoco porque me interese entretener al vulgo, ni levantar mi autoestima. Lo hago porque no tengo opción,No bailo prefesionalemte..bailo inevitablemente..bailo. Sino sería karateka, o asesina a sueldo.
Mi casa ya no es mi casa, ha sido apropiada por vaya a saber que cosa. En cada uno de los tres pisos una máquina de escribir, en cada uno de los tres pisos una máquina de coser. Las usé al mismo tiempo casi de forma indistinta. Tomé el 80 por ciento de mis prendas y las teñí. El otro 20 por ciento lo reformulé por completo…veo que toda mi ropa ( ahora voya aescribir a como alos 17)"Supongo que lo saqué de la noviccia rebelde, flashié como con flach danssss cuando ella agarra las cortinas y las convierte en trajes para( ahora ya no ) todos esos niños airios..una idiotez inigualble del mundo hollywodense
La cocina se convirtió en un set de brebajes. Podría haber ido a “madann” ponerme unas calzas ajustadas como un putón sexy y de mal gusto y dar mi teléfono a un par de imbéciles. Sin embargo hace días que no hago nada social. Pasos mis días de mi casa al teatro, del 3 piso del teatro al segundo, de yoga a casa, de vocalizar a vocalizar y comer un paquete de fideos light a una torta 3 d . Es cierto antes no tomaba café ni fumaba –Ni tampoco tenía este sueño recurrente donde paso de estar en berlin, en Croacia, Italia y en Guatemala en todas se parece un Romeo torpe y tosco, de repente saco una pistola de esas que largan chorros de colores, hasta siempre es igual , luego pasan cosas diferentes.
Este es mi tramo, mi visagra entre un aterizaje y un despegue. Despues de este septiembre el próximo avión que tomé será distinto. No sé en que sentido digo esto siemplemente lo sé. Hago mis maletas antes de tener mis pasajes( ahora voya escribir como a mis 15) Recién se va Dieguii un divino! Lo recontra quiero es un genio! Estuvimos leyendo todos mis diarios íntimosdesde los 14 ¡! Re loco,
Bueno ya. Si así era recordé como se sentía ser una adolescente, y me asusté de ver tantos años despúes cuán loca y sensible vengo siendo todos estos años. Cualquier otra profesión que haya escogido que no tenga que ver con los escenarios me hubiese convertido en una enferma. Acarreo cierta oscuridad porque me es inevitable para crear determinadas formas que en mi habitan. Mi infancia ha sido tan triste que sin mi imaginación hubiese intentado cosas horribles.
Arriba se oyen ruidos raros..la verdad poco me importa que sueceda en mi altillo. El reloj marca las 6:40 am..pero creo que ese es el horario de Croacia..”te veo a ti pero no te veo sola, te veo redeada de ancestros” contó katasura. Encontré uan carta del año 94 que me escribió mi abuelo..Escribir era más importante de lo que pensaba.
Pienso en Yael
Vuelvo a a ser mi propia novela. Y recién
Empiezo
lunes
El lobo en el cordero: Cap 7:"La llegada al buen puerto"
domingo
El lobo en el cordero: cap 5, "La magia itinerante"
La magia itinerante
Esa tarde la adivina de la feria; Maruca Candelero estaba aún sin su ropaje y sin su maquillaje. Su estado era deplorable. El sol ametrallante de aquel pueblo santafesino le daba en su dorada mollera. Sobre un tapial de medio metro se hallaba recostada. Detrás de ella sostenían esta fotografía de cuento de hadas negras y borrachas; los banderines coloridos, los compañeros mágicos, el circo ambulante y un escenario para salir a flote.
Escupía moco, temblaba, tenía la garganta como un rosal seco y atrofiado. Sin darme cuenta yo ya había empezado a protagonizar mi propia novela y estaba en esa parte en la que te arrancan el alma sin anestesia. Tampoco era casual que yo me haya enamorado del tango en esos días, no solo empecé a protagonizar mi propia historia ese verano, sino mi propio tango. El teléfono celular estaba cerca y aún olía a desencanto. Un par de viejas en chancletas me relojeaban desde sus casas con sus perros asalchichados. Mi mirada oscilaba entre los escupitajos que con poca solemnidad me había mandado y la lagartija que había sido atropellada por un camión en la ruta que atestiguaba la escena. Una sombra vino y no fue solo un ángel, fue además un pájaro, una ola reconfortante, un arboleda y una canción . Recibí el abrazo silencioso que evitó que me hunda en aquella hoguera de jazmines tufientos. “Vamos a lavarte la cara ”, me dijo. Y asi fue. Estuve cuarenta y cinco minutos maquillándome el alma. No era tarea sencilla, los ojos estaban casi invisibles, agotados, habían parido una catarata de desasosiego. La musculatura estaba tiesa y débil, una combinación nefasta, el cuerpo se me caía a un vacío hondo, no me pertenecía. Sin embargo el acordeón del músico empezó a sonar con uno de esos tangos que tanto me taconeaban la sonrisa, creo que era “el torito”. Y entre las perchas vacías de los vestuarios y la luna llena él no lo supo, pero yo le agradecí mas que nunca ese sonido. El ritual previo a subir a aquel escenario que tanto había servido de valija para llevarnos a pasear por infinitas sensaciones, me hizo doblar la esquina de mi misma para volver.
Y volví. Mis compañeros me trajeron, casi sin saberlo, de regreso. Esa noche, la función fue para ellos.
viernes
El lobo en el cordero, Cap 3: La escalera descangallada
Yo tenía un bolso enorme de ropa que había llevado a lavar a mi casa materna y de Julia Robertsyo tampoco tenía nada, olía a tierra del dia de trabajo y gemía como un animal bizarro en un llanto desorbitado.
Era un piso 9 pero no importaba, tiré el bolso por los escalones, deseando arrojarme como el mismo bolso, como la mujer fayanca. No por instinto suicida , sino por la sensación de que las piernas se me doblaban como las de un ternerito recién nacido y porque además ante situaciones de angustias anzuelantes y extra cotidianas como estas, mi cuerpo opera de forma extra cotidiana.
Un par de vecinos salieron en el 5to piso
Abrí la primer puerta y con las manos temblorosas logré separar de mi manojo infinito de llaves, las 2 que me habilitaban la entrada a ese tufiento cementerio de estudiantes amuchados. Uno la tiré en el palier como se tira un ramo de flores en el casamiento de tu mismísimo entierro, la otra casi rompe un farol del bar "Mano a Mano". Tuve el intrínseco deseo y casi de forma inconfesable, de que la encuentren unos malechores y le roben sus abominables objetos y le orine todo su cuchitril.
Las dos cuadras que hice a partir de allí fueron las mas fayancas de mi vida y desoladoras de toda mi vida mi vida.
domingo
El lobo en el cordero: cap 1 la tormenta que dio inicio
Los días de las grandes concusiones, los quiebres, hitos y catástrofes tienen dos puntos en común:Punto 1, en el comenzar del día parece que su desarrollo va ser normal, incluso mas que lo habitual.Punto 2 , climáticamente algo cambia, soles que atraviesan o lluvias que te corren.
Parece que las almas en pena se llevan mejor con estos aconteceres.
Ese atardecer volvía de armar nuestro circo con un trio de compañeros varones; mágicos e increíbles. Uno se había echado a volar con unas flores sagradas y contagiosas, la cuál nos hizo vivenciar la tormenta como niños y como por vez primera. Nos acodamos en el asiento trasero y con la pera en los nudillos, veíamos volar cosas, anhelando inconscientemente ver volar una vaca o un auto. Luego me dedique a poner la trucha en la ventanilla como una caniche que sale de paseo, el viento era tal que hasta que alejaba entre si las comisuras mis labios provocando una sonrisa física. El auto se balanceaba en un menear sagaz, las luces eran difusas y estábamos llenos de tierra y sol.
De repente el viento me lo dijo, alguien moriría esa noche, muerte de raíces secas y de olor nauseabundo. Lo que el viento no me dijo fue acerca del puñal que me darían en mi espalda:de alguna forma, (valga la aclaración) yo también moriría esa noche.
Próximo capítulo: Cap 2. La caída del falso decorado