lunes

LA SOLEDAD DE LOS NUMEROS PRIMOS

(Die Einsamkeit der Primzahlen)
Fragmento en una estación de Oranienburger Strasse
La ética de la soledad, tal como se la piensa hoy en día, o tal vez en las últimas dos décadas, es una resaca del pasado y como tal debería ser abolida.
La soledad es ese macro sacro espacio del alma en donde lo posible se vuelve real y lo espiritual se torna espacial.
El problema, es siempre el mismo, el problema es bordear la periferia de las ideas y no hacer de esta idea una experiencia, ya que la experiencia solo sucede cuando uno participa de ella.
Tal vez la palabra ya tenga tanta carga que habría que inventar una nueva, ya que de lo que estoy hablando no entra en el encuadre de esta masa de gente en donde la "heterotopía" les enfoca la vista como caballos malparidos.
Los dramaturgos que hace rato vienen dibujándonos vértebra por vértebra rehuyen a la idea de pensarnos como unidades matemáticas indivisibles e inagrupables.
La gente que no se atreve a navegar en lo maravilloso de llevarse y traerse cuando a uno se le cante el culo; los periféricos, representan este sector de la sociedad en el cuál el ascenso de lo vulgar se ve bosquejado mandando la palabra: ORTO al 20 20. Ser un pajero infeliz nada tiene que ver con la soledad de la que hablo. Parecería ser que lo vulgar tiene el doble juego de parecer inofensivo y adulador.
Entre las miles de inmundicias que te enseñan a tragar en las instituciones para que luego las vomites en un papel de examen está implícita la idea de que las sociedades, las amistades, los matrimonios y cualquier otra clase de junta son requisitos básicos en la formación ciudadana. El problema no es que estas cosas existan, el problema es un desfasaje de tiempos...cuando las cosas llegan, pero demasiado temprano
demasiado tarde
demasiada
gente
Así como los números primos entienden su naturaleza y no reniegan de ella, tal vez deberíamos entender que solo la merma unida a la veracidad hará propicio el emprender las cosas con los pares.